Hemorragias nasales ¿Qué hacer cuando sucede?

La emisión de sangre a través de la fosa nasal es una de las urgencias más frecuentes en la especialidad de otorrinolaringología. En el 90% de los casos se trata de un proceso leve que cede espontáneamente o con un mínimo de medidas terapéuticas.

Sin embargo, en ocasiones puede llegar a resultar grave bien sea por su abundancia o por la repetición de los episodios. Su prevalencia en la población general es difícil de calcular, representando entre el 11-22% de todas las urgencias otorrinolaringológicas.

Existen una serie de causas anatómicas que explican esta alta incidencia como son: la delgadez de la mucosa nasal que proporciona poca protección a los vasos sanguíneos, su situación expuesta a traumas y su extraordinaria vascularización.

Tipos de hemorragias nasales según su origen

Existen dos tipos principales de hemorragias nasales:

  • Hemorragia nasal anterior: Es la más común y ocurre en la región anterior del tabique nasal. El punto sangrante es de fácil visualización y suele ser un sangrado leve o moderado mucho más frecuente en el niño y los adultos jóvenes.
  • Hemorragia nasal posterior: Es menos frecuente pero más grave. Ocurre en la parte posterior de la nariz. La visualización del área afectada resulta más difícil y los sangrados suelen ser más importantes. Típicamente aparece en edades más avanzadas y con comorbilidades asociadas. Este tipo de hemorragia suele requerir atención médica inmediata.

Causas comunes de las hemorragias nasales

Diversos factores pueden desencadenar una hemorragia nasal. Algunos de los
más comunes incluyen:

Causas locales

  • Traumáticas: Microtraumatismos (rascados digitales o el trauma sobre la mucosa nasal), traumatismos iatrogénicos ( cirugía nasosinusal, una intubación nasotraqueal o la colocación de una SNG.) o traumatismos maxilofaciales.
  • Inflamatorias e infecciosa: El aumento de vascularización provocado por una inflamación puede provocar una epistaxis, en general de pequeña cantidad, como podríamos observar en los procesos gripales. Podemos incluir aquí la hiperemia nasal del embarazo debida a la alteración hormonal.
  • Tumorales: Cualquier tumor nasosinusal, ya sea benigno o maligno, es susceptible de sangrar, ya sea por su vascularización, por sobreinfección o por necrosis tumoral. 
  • Sequedad nasal: Puede ocurrir en pacientes con rinitis seca o debido a factores ambientales como el aire acondicionado, humos o polución ,donde la mucosa nasal se debilita y predispone a la hemorragia.
  • Espontáneas: Son aquellas epistaxis donde no podemos identificar una causa clara de sangrado aunque probablemente todas ellas sean el reflejo de la fragilidad capilar y mucosas de la población de más edad o de pequeños microtraumatismos que pasan desapercibidos.

Causas generales o sistémicas.
Suelen ser epistaxis espontáneas o que aparecen tras un mínimo traumatismo. Pueden presentarse en pacientes con hipertensión arterial o en los pacientes
afectos de un síndrome hemorrágico (insuficiencia renal o hepática , consumo de aspirina o anticoagulantes). 

¿Qué hacer cuando ocurre una hemorragia nasal?

Si experimentas una hemorragia nasal, es importante mantener la calma y seguir estos pasos:

  1. Siéntate y mantén la calma: Evita acostarte, ya que esto puede causar que la sangre se desplace hacia la garganta.
  2. Inclina la cabeza hacia adelante: Esto evitará que la sangre sea tragada, lo cual podría causar náuseas o vómitos.
  3. Introduce un algodón impregnado con agua oxigenada en la fosa nasal que sangra y presiona la parte blanda de la nariz: Utiliza el pulgar y el
    índice para apretar contra el tabique nasal. Mantén la presión durante unos 10-15 minutos sin soltar.
  4. Respira por la boca: Continúa respirando por la boca mientras mantienes la presión en la nariz.
  5. Aplica una compresa fría: Coloca una compresa fría o una bolsa de hielo envuelta en un paño sobre el puente de la nariz. El frío puede ayudar a contraer los vasos sanguíneos y detener el sangrado.

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